sábado, 24 de noviembre de 2007

El cumpleaños del adulto mayor


No hay nada más grato para los adultos mayores que festejar un año más de vida, en compañía de sus seres queridos y amigos. La celebración de esta fecha inolvidable les proporciona una alegría íntima y les brinda una “carga espiritual positiva” muy necesaria para enfrentarse a las complejas situaciones de cada día.

Con estas reuniones se contribuye a romper con los estados de ánimo negativos y con la soledad, tan dañina en esta etapa de la vida y, por el contrario ayudan a elevar su autoestima y ampliar el acercamiento y la comunicación entre las distintas generaciones familiares (hijos, nietos, bisnietos).

No hay que olvidar que estas personas en un tiempo tuvieron una vida social activa y al envejecer ven reducido su espacio social. De allí que el cumpleaños es una excelente oportunidad para ofrecerles una reunión colectiva, donde se estrechen los lazos filiales y aprovechar para sensibilizar a los presentes acerca de las necesidades de las personas mayores. Ellos necesitan abrazos, mimos y tener momentos dulces con sus seres queridos.

Este 25 de noviembre mi querida madre celebrará su cumpleaños número 66. Sé que sus seis hijos somos su esperanza de cambio, los que reflejamos sus deseos para la vida. Hablando me dice que está orgullosa, a pesar que no somos exactamente el orden, la pulcritud y responsabilidad hechas personas; somos despreocupados, flojos muchas veces, pero aún así somos su orgullo y nos espera ansiosa este domingo.

Mi mami no es de hablar tan íntimamente con sus hijos, no es de las que abrazan, por eso que diga que está orgullosa de nosotros, es como si Dios se hubiera parado al frente.

Por todo ello, como hija mayor me siento responsable por su bienestar, me siento obligada a devolver todo lo que hace por mi, aunque a veces para lograr este cometido tengo que sortear mil y una dificultades. Feliz cumpleaños mi amada Orfe.

Tratemos de crearles, en el día de su cumpleaños un ambiente grato y familiar, llevémoslo a pasear y en la medida de nuestras posibilidades organícele una reunión con todos sus seres queridos. Verán como su carita se ilumina y como por arte de magia sus dolencias desaparecen. A la hora del baile no dude en ponerles música de su época y pedirles le conceda una pieza, empezarán a moverse, disfrutarán el momento y se llenarán de amor.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Los Chantajes del adulto mayor



¿Cuántas veces nos hemos visto obligados a complacerlos en sus pretensiones por miedo a levantar su ira o que lleven a cabo sus reiteradas amenazas? Ellos se valen de mil ardides (llantos y lamentos) para que hagamos lo que quieren. Se trata de un chantaje, de una manipulación que utiliza los sentimientos como valor de cambio. Sin embargo, acceder a sus caprichos nos produce un malestar profundo que poco a poco se va enquistando hasta transformarse en rencor.

Nos quedamos muy aturdidos cuando nuestros adultos mayores nos manipulan para que acatemos sus deseos conocedores del amor, cariño y respeto que les profesamos. Aprovechan también su avanzada edad y su delicado estado de salud para lograr que cumplamos sus exigencias como condición para seguir en buena armonía. El chantaje es un recurso muy utilizado entre padres e hijos y entre las frases más utilizadas por aquellos que lo practican está, por ejemplo, ¿es que ya no me quieres, con todo lo que he hecho por ti?

El chantaje emocional, es una enfermedad y hay que tratarlo como tal. Es una práctica habitual de maltrato psicológico que denota debilidad e inseguridad en quien lo ejerce y servidumbre en quien lo padece. La imposición se lleva a cabo utilizando los sentimientos (temor, obligación y culpa) como arma. La negación a aceptar exigencias del otro se califica de traición a la amistad o el cariño.

Según los expertos todos somos manipuladores pero hacer de este comportamiento un estilo de vida puede ser peligroso, tanto para el chantajista como para la víctima, pues se considera una forma de violencia psicológica.

Perfil del chantajista

Es una persona insegura, débil, llena de miedos que teme perder el cariño de sus seres queridos. Pero en lugar de aceptar sus temores se las ingenian para hacernos creer que somos nosotros los necesitados, los que sin ellos andaríamos perdidos por el mundo, en definitiva llegan a convencernos de que todo lo que nos imponen es por nuestro bien. Su espíritu posesivo, les hace mostrarse como víctimas cuando su prójimo no actúa según su capricho o antojo.

Para conseguir que acatemos sus deseos han aprendido a provocarnos la culpa y hacernos dudar de nuestras decisiones. Saben cuanto valoramos la relación con ellos y conocen los puntos débiles y los aspectos vulnerables de quienes los rodean. Se aprovechan de la inquietud que nos produce el estar peleados con ellos. Si no queremos caer en el resentimiento debemos poner límites a esta relaciones tan abusivas.

Una de las claves para liberarnos de la manipulación es determinar dónde empieza y terminan nuestras responsabilidades hacia los demás. La solución pasa por crear relaciones nuevas y sanas no sólo con los chantajistas, sino con uno mismo.

Susan Forward, autora del libro “chantaje emocional” distingue diferentes perfiles de extorsionadores:

* El castigador, dice exactamente lo que quiere y las consecuencias a las que tendrá que atenerse si no se cede a sus deseos.
* El auto castigador, se dañará a sí mismo si no se hace lo que él quiere pero, claro antes avisa.
* La víctima, “obliga” a adivinar sus deseos para luego dejar en claro que es nuestra responsabilidad el asegurar que lo obtenga.
* El provocador, ofrece promesas maravillosas siempre que se acate su voluntad.

Para saber si eres blanco de un adulto mayor chantajista observa lo siguiente:

- Amenazan con volverte difícil la vida si no haces lo que quieren.
- Te dicen o dan a entender que se abandonaran, se harán daño o se deprimirán si no haces lo que quieren.
- Siempre quieren más por mucho que les des.
- Habitualmente ignoran o no hacen caso de tus sentimientos y aspiraciones.
- Hacen generosas promesas que están supeditadas a tu comportamiento y raras veces alas cumplen.
- Te tratan de egoísta, malo, interesado, insensible o descuidado cuando no cedes.
- Se deshacen en alabanzas cuando cumples sus caprichos y las retiran cuando te mantienes firme.
- Utilizan el dinero como arma para salirse con la suya.

Ahora que conoce algunas de las tácticas sutiles que utilizan nuestros adultos mayores para someternos a su voluntad, trate al chantaje emocional como lo que es, una enfermedad y pida ayuda profesional no sólo para el familiar sino para usted también.





La insensibilidad con el adulto mayor


“Si ese anciano está enfermo para que lo traen, deben llevarlo al hospital y no pasearlo por la tienda”. Fue la conversación que escuché entre dos mujeres que se encontraban de compras en un supermercado, conducta que reflejó su falta de sensibilidad y solidaridad hacia el prójimo, en especial con las personas de la tercera edad. Sin embargo, que diferente fue el trato que brindaron a un cachorro que se encontraba en el hall del negocio, a quien prodigaron mimos y caricias.

La indiferencia ante los más débiles y desvalidos es una de las características negativas de nuestra sociedad, pero si a la familia y al prójimo le prestáramos la mitad de la atención y cuidado que le damos a otras cosas banales de la vida, nuestro mundo no estaría en el deterioro en que se encuentra.

Pero ¿cómo podemos practicar la solidaridad y la sensibilidad en nuestra vida diaria? Básicamente, aprender a tener paciencia y ser tolerantes con los ancianos. Comprender que muchas familias, por la cercanía a sus viviendas, aprovechan estos grandes supermercados como parte de la terapia de rehabilitación física de los adultos mayores. Un paseo por este u otro lugar y el contacto con la muchedumbre los ayuda a recuperar la alegría de vivir, porque sienten que no son excluidos al interior de su familia, ni de la sociedad.

Estamos llenos de buenas intenciones para con la naturaleza, luchamos por su preservación y por el uso equilibrado de sus recursos; sin embargo, la sociedad se ha deshumanizado tanto que desprecia el respeto y el amor a nuestros semejantes. Muchas veces vemos personas que viven en condiciones de necesidad y nos resignamos a ser meros espectadores silenciosos de la agonía ajena y no movemos un dedo ni hacemos nada para ayudarlos.

“Amarás a Dios como a tú prójimo”, es una frase que debería regir nuestra vida y no la creciente insensibilidad frente al dolor del prójimo. Debemos educarnos en la generosidad, en la apertura a los demás y superar el egoísmo y la indiferencia. No dudemos en ayudar en la medida de lo posible a quienes se encuentran en la etapa de la vejez. Se suele olvidar muchas veces que nosotros seremos adultos mayores en algunos años.

¿Será que el amor, la compasión y la solidaridad han dejado de existir a causa de la violencia que vivimos? No creemos. Pues mientras haya empatía con los que sufren siempre habrá una mano amiga para aquel que necesite ayuda. No dejemos morir el amor por nuestro prójimo, extendamos nuestras manos a favor de los necesitados, hoy es un buen día para realizar una buena acción, piensa en alguien a quien ayudar y hazlo ya.





Beneficios de la risa en el adulto mayor


La vejez es siempre un tránsito duro para todas las personas y depende del apoyo familiar para que este ciclo vital del ser humano no sea sinónimo de enfermedad. Hay que ayudar a nuestros adultos mayores a recuperar su propia alegría y la confianza en la vida, abriendo espacios para la risa, pues se ha comprobado que cura problemas, como la depresión, la angustia, la falta de autoestima y el insomnio.

Reírse es algo natural; el ser humano siempre ha reído, de la misma manera que ha danzado y ha cantado. Sin embargo los adultos mayores no están dispuestos a practicar esta actividad y darle alegría a su vida. A diferencia de un pequeño que ríe un promedio de 300 veces al día, un adulto lo hace entre 15 y 100 veces.

Aunque la risa no puede curar una enfermedad, se ha comprobado que es un buen medicamento que renueva la energía del paciente y le estimula ante su padecimiento. Los enfermos, especialmente de sida o cáncer, tienen una mayor resistencia mientras mejor es su estado anímico. A nuestros mayores les vendría bien ver películas y programas de humor (como los cortos del gordo y el flaco, los tres chiflados, etc), leer libros jocosos y revistas cómicas.

Cuando nos reímos activamos 430 músculos de nuestro cuerpo. Los pulmones mueven 12 litros de aire, en vez de los 6 litros habituales; lo que mejora y fortalece al corazón y aumenta el riego sanguíneo. Tres minutos de reír a carcajadas son equivalentes a 20 minutos de ejercicios en bicicleta o 45 minutos de relajación.

Vale recalcar que la risa tiene su lado negativo: Existe, por ejemplo, la risa burlesca, que disfruta el mal ajeno y la famosa risita que no es otra cosa que la risa falsa, usada para fingir alegría.

¿Por qué hace bien reír al adulto mayor?


La risa es un ejercicio muscular, porque moviliza la mayoría de los músculos del cuerpo: abdominales, cara, miembros superiores, entre otros.
Actúa sobre el eje respiratorio, dilatación de bronquios, aumento del volumen respiratorio, lucha contra el asma.


Es un estimulante cardiovascular, baja la tensión arterial, disminuye el ritmo cardíaco.
Mejora la digestión. Hace un masaje en el tubo digestivo aumentando la flora intestinal.
La risa libera endorfinas cerebrales, actúa sobre el dolor y aumenta la secreción de la serotonina.
Actúa sobre el sistema neurovegetativo, disminuye el estrés y favorece el sueño.
Es un estimulante psíquico

Ahora que conocemos sus beneficios procuremos que nuestros adultos mayores tengan la sonrisa a flor de labios, como una terapia que les ayudará a conservar su salud y es que las enfermedades no sólo se curan con medicinas.