lunes, 15 de noviembre de 2010

LA PROSTATA Y EL ADULTO MAYOR

Todo hombre mayor de 50 años debería revisarse anualmente su próstata, que esta situada en la parte inferior de la vejiga, rodea la uretra y a los conductos eyaculadores, por detrás está en relación al recto y por delante con el pubis.  Las patologías prostáticas son de enorme frecuencia en los ancianos y además provocan muchas molestias.
La detención a tiempo de cualquier anomalía puede librarlo de un problema más complicado.

El urólogo, es el especialista que por medio de un tacto rectal determinará la presencia de un abultamiento anormal de la próstata. Otro examen que ayuda a detectar alguna anomalía es el que mide el nivel de antigenos prostáticos específicos en la sangre. Es un procedimiento rápido, un simple análisis de sangre, que produce muy poca molestia y que permite al especialista obtener información importante sobre el tamaño, la consistencia y la movilidad de la próstata.

Por su ubicación, cuando la próstata esta crecida sus síntomas pueden ser:
* Imposibilidad de orinar.
* Disminución de la fuerza de salida de la orina.
* Deseo de orinar frecuentemente
* Sensación de vaciamiento incompleto de la vejiga
* Dolor al orinar
* Sangre en la orina
* Dolor constante en la espalda, cadera o pelvis, entre otros síntomas.

A medida que pasan los años la próstata puede aumentar de tamaño y bloquear la uretra o la vejiga, pudiendo causar dificultad para orinar o interferir con las funciones sexuales. Este trastorno se llama hiperplasia prostática benigna y es mucho más frecuente que el cáncer; sin embargo los síntomas son muy similares y aunque no lo es quizás se requiera de una cirugía para corregirlo.

La hiperplasia o crecimiento prostático en un cuadro muy frecuente en los adultos mayores de sexo masculino. Provoca obstrucción del flujo urinario; además puede producir daño en los tractos superiores del aparato urinario, infecciones, etc.
La uropatía obstructiva incluye el aumento de la frecuencia de micciones y orinando cantidades más pequeñas, mayor necesidad de micciones nocturnas, dificultad en iniciar la micción, dolor al orinar, goteo tras la micción, etc.
 
Son útiles también otras pruebas de laboratorio, con ellas se buscan evidencias de insuficiencia renal (bioquímica sanguínea), de infección urinaria (análisis de orina) y de neoplasia prostática (antígeno prostático específico).

Las pruebas de imagen están destinadas fundamentalmente a descartar patologías agregadas como tumores renales y a determinar el tamaño prostático y su impacto sobe el tracto urinario superior.

Otra patología frecuente,  es el cáncer de la próstata. Se presenta en el 25% de los hombres sobre los 50 años y en el 80% de los mayores de 90 años. La causa se desconoce, pero probablemente existe alguna relación con la acción hormonal, ya que se ha observado que en individuos castrados se atrofia el epitalio grandular y no se desarrolla carcinoma (tumor maligno del órgano).