jueves, 2 de agosto de 2007

EL BOTIQUIN, un auxiliar del que me había olvidado


Por: Josefina Barrueto

Viajar siempre es un placer en cualquier etapa de nuestra vida. Admirar nuevos paisajes, dentro y fuera del país es placentero, conocer nuevas ciudades donde se encontrará prácticamente todo cuanto ha soñado para unas espléndidas vacaciones. Muchos e interesantes vestigios arqueológicos, ciudades coloniales, playas, ríos, arte, cultura, una vasta gastronomía y, sobre todo, gente amigable, nos renuevan la vida en cada viaje que emprendemos.

A lo largo de nuestros 33 años de matrimonio, mi esposo Christian y yo hemos realizado innumerables viajes y paseos con nuestros hijos Christian Jr. y Pamela. Cuando eran pequeños, lo primero que guardábamos cuando hacíamos las maletas o mochilas era el botiquín, una pequeña caja con medicamentos de primeros auxilios como el alcohol, aceptil rojo, termómetro, pastillas para el resfrío, analgésicos para la fiebre, ungüentos para picaduras, jarabe para la tos y otros remedios propios de la edad de los niños.

Los chicos ya crecieron, cada uno hace su vida, así que mi esposo y yo continuamos con nuestros viajes y paseos solos. Y también me olvidé de llevar consigo el botiquín.

Mi esposo aún no tiene 60 años, pero padece de artritis en la rodilla y en nuestro último viaje a Yauyos, para conocer Huancaya, le recrudeció esta dolencia ya que el viaje fue bastante largo y agotador (más de 12 horas de recorrido), teniendo en cuenta que el ómnibus hace paradas en cada pueblo. Al bajar del bus la rodilla de mi esposo estaba bastante inflamada y cuanto lamentamos no tener un botiquín a la mano. En Yauyos no hay farmacias, las dolencias de los lugareños son atendidas en la posta médica del Ministerio de Salud, pero como era feriado esta no atendía. Nos informaron que los medicamentos son comercializados por la posta y en las bodegas sólo se venden curitas y algunos ungüentos.

Creo que como nosotros, muchas parejas y personas adultas mayores que gustan de realizar viajes o paseos deben recurrir al botiquín para aliviar algunas molestias propias de la edad.

Como consecuencia de esta mala experiencia, apenas llegamos a Lima fuimos a comprar un pequeño botiquín con elementos básicos como alcohol, agua oxigenada, gasa, algodón, tintura de árnica (para dolores y golpes), esparadrapo, venda, sulfalab (para heridas y quemaduras leves), curitas y pastillas para la fiebre y el dolor.

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