miércoles, 17 de octubre de 2007

El "cuidador" y el adulto mayor


La enfermedad del paciente se contagia a la familia. Desde ese punto de vista los hogares se ven obligados a reorganizarse y adoptar una determinada actitud para cuidar a un familiar adulto mayor, enfermo o discapacitado. Generalmente, “los cuidadores” no saben cómo atenderlo por que carecen de los conocimientos específicos de enfermería para efectuar este trabajo y la mayoría de ellos presentan un alto riesgo de sufrir depresión, fatiga y otros problemas de salud.

Las estadísticas señalan que: El 68% de cuidadores ha cambiado su vida desde que tiene a su cargo a un enfermo. El 31% deja de trabajar. Sólo el 12% cobra por cuidar a un familiar enfermo. Casi el 30% de los cuidadores no han terminado secundaria. Sólo el 14% ha concluido la primaria y el 2% es analfabeto.

En la actualidad, y a partir del aumento de las enfermedades crónicas-degenerativas es común ver en los hogares a un cuidador y son las mujeres, principalmente la madre de familia, quienes asumen la mayor responsabilidad, lo que les representa una carga física y emocional importante, sobre todo en aquellas que no disponen de una red amplia de apoyo que pueda hacerse cargo del cuidado del enfermo mientras ellas están ausentes.

A las horas destinadas a las tareas domésticas, se agregan aquellas dedicadas a las diversas actividades que implica el cuidado de la salud de los miembros del hogar que lo necesiten. Los cuidadores están pendientes las 24 horas del día, por eso entran en desgaste y debido a que no tienen quien los oriente sobre ¿cómo cuidarse a sí mismos? su bienestar físico decae y se convierten en enfermos ocultos. Sólo en muy pocos casos hay de por medio la contratación de cuidadores profesionales, que atienden al enfermo en su propio domicilio.

Entre las múltiples actividades de apoyo que brindan los cuidadores están: ayudarles a comer, bañarse y vestirse; aplicarles alguna terapia, darles su medicinas y por último llevarlos al servicio médico, a realizar algún trámite y de ser posible sacarlos a pasear.
No hay que olvidar que el cuidador es el nexo principal entre el médico y el paciente.

No es lo mismo atender en casa a un enfermo agudo que a un crónico o a un discapacitado. El cuidado de éstos últimos implica una dedicación casi permanente durante el tiempo en que el familiar permanece en esta condición, y eso obliga a la familia a reestructurar completamente sus actividades cotidianas para atender a un enfermo que requiere vigilancia permanente. De allí, que se considere que el hecho de tener en casa a un enfermo constituye una de las situaciones de mayor tensión y sufrimiento para la familia.

Hay que destacar que los cuidadores desempeñan un papel fundamental para mantener la salud de los enfermos en el hogar; pero al mismo tiempo esta dedicación implica riesgos importantes para él en términos de sus oportunidades para estudiar, trabajar o utilizar tiempos para su esparcimiento. Incluso sus relaciones familiares se ven seriamente afectadas.

Si usted está a cargo del cuidado de algún familiar, preste atención a los siguientes consejos que le ayudaran a impartir un mejor trato a las personas adultas dependientes y a la vez le evitará que sea víctima del “síndrome del cuidador”.

1. Una de las principales preocupaciones es enseñarles “al cuidador” a sentirse bien y hacerse cargo a sí mismo, porque la mayoría de ellos solo vive en función del enfermo, hasta el punto que a veces fallece antes de su ser querido.


2. Cuide su salud física, duerma lo suficiente y realice ejercicios en forma regular.


3. Aprenda a organizarse y distribuya las tareas de cuidado entre los integrantes de la familia, para ello hay que readecuar funciones, tiempos y cargas laborales de acuerdo con las nuevas necesidades que se crean a partir de la atención de un enfermo en el hogar.


4. Al cuidador hay que permitirle cada fin de semana salir de paseo, ir de compras o simplemente hacer lo que más le guste. Mientras que al adulto mayor enfermo hay que motivarlo a ejecutar las tareas que le agradan, llevarlo de paseo y tratarlo con amor y paciencia.


5. Si se tienen las posibilidades económicas conviene contratar a una enfermera profesional que está capacitada para brindar atención específica según las necesidades de cada paciente. Esto ayudará a disminuir la tensión.


6. Aprenda a reconocer los síntomas que indican que puede padecer el “síndrome del cuidador”. Si experimenta alguna de las siguientes señales de alerta, solicite ayuda a su médico:


* Pierde la paciencia con facilidad o se enfada con la persona a la que cuida.


* No encuentra placer en ningún aspecto de la vida.
* Le es difícil conciliar el sueño.
* Atiende a su familiar enfermo durante las 24 horas del día, los 7 días de la semana,
* Se siente desesperado, angustiado o deprimido y le asalta la idea del suicidio.
* Sufre cambios en el apetito y se siente con menos fuerza.
* Bebe alcohol o toma drogas.
* Aprenda técnicas de relajación.
* Procure mantener períodos de descanso, aunque breves pero diarios y si es posible tómese un tiempo para sus propias aficiones. No deje de relacionarse con los amigos.
* Busque espacios recreativos, apoyo social y terapia sicológica para mantenerse saludable.


7. Otro aspecto a destacar es que el cuidado es asumido como parte de una responsabilidad moral y emocional para con los familiares.


8. Desprenderse de esta responsabilidad no es una opción y es considerado moralmente inaceptable. En ese sentido, lo más común es que sean los padres quienes requieran de esta atención, lo cual representa una carga simbólica importante para los hijos, quienes consideran que el cuidado es parte de sus deberes filiales pese al riesgo de perder una parte importante de su desarrollo personal.


9. La complicación en las actividades diarias que trae consigo el cuidado de enfermos en el hogar puede generar el maltrato emocional o negligencia en la vigilancia que requieren los pacientes.


10. De allí, la necesidad de contar con orientación institucional para capacitarse con relación al cuidado de un enfermo, ya que la mayoría desarrolla esta habilidad mediante observación directa.

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