“Mis amigos me dijeron ya no riegues esa flor, esa flor ya no retoña tiene muerto el corazón” es el estribillo de “Flor sin Retoño”, conocida canción interpretada por Pedro Infante, en la década de los 60 y que permite viajar en el tiempo a nuestros adultos mayores, que la escuchan con deleite, porque la música genera cambios positivos en este grupo de personas, los invita a tomar parte activa en la vida y no caer en una actitud pasiva y dependiente.
Las familias deben incentivar que los mayores escuchen música y canten las melodías para estimular la atención y memoria en tiempo y espacio. Hay que despertarles la musicalidad para que evaporen las preocupaciones y disipen la discordia, el resentimiento y la soledad de sus vidas. La música es uno de los medios más maravillosos para conservar el equilibrio y la armonía del alma y es esencial para promover la salud física y mental.
Recuerde que la música es una de las artes de curación de nuestro siglo. Se dice que donde existe enfermedad hay inarmonía y que, al escuchar una melodía constructiva, el cuerpo recupera su equilibrio y restaura la armonía perdida.
Con solo escuchar buena música, sea orquestada, clásica o de la nueva ola, la vida cotidiana de los adultos mayores puede elevarse y pasar de la amargura, la tristeza a la alegría, la actividad. Si en la casa hay miembros que no toleran escuchar música antigua o del recuerdo, hay que facilitarle al adulto mayor una radio personal con audífonos para que escuche las piezas musicales y los ritmos que le evoquen los mejores momentos de su vida. Usted descubrirá que ellos se enganchan totalmente con su música y si lo siguiera de cerca se reiría al verlo haciendo gestos, como si estuviera dirigiendo una orquesta o, a lo mejor, lo escucharía soltando de pronto, de todo corazón, un “gallito” al entonar alguna canción, para él, eso es vida.
En este punto, haremos un llamado de atención a los dueños o encargados de las diferentes radios, que no toman en cuenta a los adultos mayores a lo largo de su programación, pese a que sus discotecas contienen discos de la época de oro de la música. Son muy pocas las emisoras que irradian este tipo de melodías.
En ese sentido, es importante el trabajo que desempeñan algunos municipios y los centros de Essalud, orientado a promover un bienestar físico, social e intelectual del adulto mayor. Una vez por semana, realizan peñas musicales con la presencia de compositores e intérpretes mayores afamados, muy recordados y aplaudidos en su momento y que aún aspiran (porque se sienten con plena vitalidad) a que se les escuche y se les vea más frecuentemente. También programan clases gratuitas para aprender a bailar salsa, marinera, tango, merengue, entre otros.
No hay que olvidar que estas personas en un tiempo tuvieron una vida social activa y al envejecer vieron reducido su espacio social. Por ello es importante cultivar la música, porque constituye un ámbito en el que se promueve la manifestación emocional y donde las percepciones, sensaciones y vivencias corporales son el punto de partida para que la persona pueda encontrarse con sus propias posibilidades, con su cuerpo y sus sonidos.
Vivimos en una sociedad musical. Cada día de nuestras vidas tenemos la oportunidad, aún sin quererlo de estar en contacto con la música. Cada uno de nosotros tiene una forma particular de percibirla, pero hay que cantarla y disfrutarla.
Las familias deben incentivar que los mayores escuchen música y canten las melodías para estimular la atención y memoria en tiempo y espacio. Hay que despertarles la musicalidad para que evaporen las preocupaciones y disipen la discordia, el resentimiento y la soledad de sus vidas. La música es uno de los medios más maravillosos para conservar el equilibrio y la armonía del alma y es esencial para promover la salud física y mental.
Recuerde que la música es una de las artes de curación de nuestro siglo. Se dice que donde existe enfermedad hay inarmonía y que, al escuchar una melodía constructiva, el cuerpo recupera su equilibrio y restaura la armonía perdida.
Con solo escuchar buena música, sea orquestada, clásica o de la nueva ola, la vida cotidiana de los adultos mayores puede elevarse y pasar de la amargura, la tristeza a la alegría, la actividad. Si en la casa hay miembros que no toleran escuchar música antigua o del recuerdo, hay que facilitarle al adulto mayor una radio personal con audífonos para que escuche las piezas musicales y los ritmos que le evoquen los mejores momentos de su vida. Usted descubrirá que ellos se enganchan totalmente con su música y si lo siguiera de cerca se reiría al verlo haciendo gestos, como si estuviera dirigiendo una orquesta o, a lo mejor, lo escucharía soltando de pronto, de todo corazón, un “gallito” al entonar alguna canción, para él, eso es vida.
En este punto, haremos un llamado de atención a los dueños o encargados de las diferentes radios, que no toman en cuenta a los adultos mayores a lo largo de su programación, pese a que sus discotecas contienen discos de la época de oro de la música. Son muy pocas las emisoras que irradian este tipo de melodías.
En ese sentido, es importante el trabajo que desempeñan algunos municipios y los centros de Essalud, orientado a promover un bienestar físico, social e intelectual del adulto mayor. Una vez por semana, realizan peñas musicales con la presencia de compositores e intérpretes mayores afamados, muy recordados y aplaudidos en su momento y que aún aspiran (porque se sienten con plena vitalidad) a que se les escuche y se les vea más frecuentemente. También programan clases gratuitas para aprender a bailar salsa, marinera, tango, merengue, entre otros.
No hay que olvidar que estas personas en un tiempo tuvieron una vida social activa y al envejecer vieron reducido su espacio social. Por ello es importante cultivar la música, porque constituye un ámbito en el que se promueve la manifestación emocional y donde las percepciones, sensaciones y vivencias corporales son el punto de partida para que la persona pueda encontrarse con sus propias posibilidades, con su cuerpo y sus sonidos.
Vivimos en una sociedad musical. Cada día de nuestras vidas tenemos la oportunidad, aún sin quererlo de estar en contacto con la música. Cada uno de nosotros tiene una forma particular de percibirla, pero hay que cantarla y disfrutarla.
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