lunes, 14 de septiembre de 2009

El adulto mayor y la soledad


“Ya decía yo que de mis cuatro hijos, por lo menos uno tenia que venir a saludarme” fueron las palabras con que me recibió mi padre al visitarlo en su cumpleaños número 82, celebrado en noviembre. Nadie imaginó que ese seria su último cumpleaños. Esa navidad un paro cardiaco acabaría con su existencia.

A pesar que era una persona poco comunicativa, ese día pasamos varias horas conversando de todo un poco. Vi su entusiasmo al hablar de ciertos temas de actualidad. Siempre se preocupó por estar informado, ya sea por televisión o por los diarios.

Cuando nos despedimos, me sentí bien, por que lo deje con una sonrisa en los labios y en su semblanza distinguí cierta paz. Pensé que si fue difícil vivir solo la mitad de su existencia (mis padres se divorciaron cuando cumplí 6 años) más difícil sería al llegar a la vejez. Con mi esposa comentamos lo bien que lo pasamos y prometimos hacerlo mas seguido.

Ahora comprendo lo que debe de haber significado esa visita para él y lo que significaría para cualquier otro adulto mayor que se encuentra solo, que necesita relacionarse con otras personas, conversar, sentirse útil, no ser dejado de lado. Y digo que se encuentra solo, y no, que viva solo, porque a pesar de estar rodeado de familiares, estos no le prestan la atención debida. Lastimosamente en nuestra cultura los adultos mayores están marginados y lo peor de todo que por sus propios familiares.

Lo paradójico con respecto a los familiares que rodean al adulto mayor, es que estos muestran indiferencia hasta que lo pierden y recién se preocupan por hacerles el mejor velatorio, el mejor entierro, las mejores misas, visitarlos continuamente al cementerio, cosas que el nunca disfrutará.

Si a tu alrededor tienes a un adulto mayor, préstale mayor atención y trátalo como te gustaría que te traten cuando tu llegues a dicha edad, absorbe de su experiencia.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Mantenga activa la memoria, adulto mayor


Quizás uno de los principales temores del adulto mayor es enfrentar la progresiva pérdida de la memoria, pues la edad produce en ella una serie de alteraciones que dificultan la vida cotidiana de quienes superan los 65 años de edad. Estas alteraciones pueden deberse al proceso natural de envejecimiento y, también, a diferentes formas de demencia senil, como el Alzheimer.

Nuestro cerebro al igual que todo nuestro cuerpo necesita ejercitarse para que conservemos la lucidez, potenciemos nuestra memoria y mejoremos nuestra capacidad de atención.

Para ello existe la gimnasia cerebral, una práctica poco conocida, que consiste en realizar una serie de ejercicios de estimulación social y cognitiva que ayudan a mejorar la circulación de la sangre en el cerebro y optimizan el funcionamiento de las redes neuronales. El cerebro es un órgano en permanente formación: con la información que recibe y gracias al fenómeno de neuroplasticidad, el cerebro genera nuevas conexiones bioquímicas.

La experiencia científica ha demostrado que cuando nuestra mente no se entrena, las consecuencias se ven reflejadas en la memoria, que se torna débil y en la atención que se vuelve deficiente.

Sin embargo, estos problemas pueden ser revertidos por la gimnasia cerebral, que entrena las funciones intelectuales y cognitivas, el proceso del pensamiento, el lenguaje y el conocimiento.

Para mantener la memoria en buena forma, los especialistas recomiendan a los adultos mayores dejar de lado la monotonía diaria y dedicarle tiempo a la solución de crucigramas, rompecabezas, adivinanzas y realizar actividades manuales.

Otra alternativa, es aprender a prestar atención con todos los sentidos. Ello se logra agudizando la observación, ejercitando la escritura, fomentando la lectura y expresando lo comprendido. Por ejemplo, por la mañana se puede leer un pequeño texto, ya sea de un libro o de un diario, y por la noche, antes de dormir, se debe escribir en un papel la idea central del texto.

Otra forma de entrenamiento de la memoria es inscribirse en un club o un centro del adulto mayor para interactuar con otras personas. Algunos de estos programas ponen énfasis en estas técnicas no solo con talleres específicos sino también a través de las actividades recreativas, físicas y artísticas. La memoria se ejercita al aprender una canción, un verso, una rutina de ejercicios o una danza.

En la casa también se pueden aplicar algunas medidas para mantener activa la memoria, como cambiar de ubicación los muebles del dormitorio, de la sala o en la cocina o como jugando en un minuto recuerde 20 herramientas, vegetales, enfermedades, objetos de oficina, etc. que empiecen con una letra determinada. Otro ejercicio, es el escribir las actividades desarrolladas durante el día de manera ordenada.

Se recomienda, asimismo, una dieta rica en pescado y vegetales y baja en carbohidratos y carnes rojas. Las personas mayores que manejan deben cambiar frecuentemente de ruta para estimular la memoria.

Periodo de cambios en el adulto mayor


Es en los años posteriores cuando los efectos del envejecimiento se sienten con más fuerza, de allí la importancia de conocer los cambios normales que experimenta nuestro cuerpo, en mayor o menor medida, desde los 50 años aproximadamente. Aparecen las canas, pérdida del cabello, impedimentos en los sentidos (especialmente la vista y el oído), retardo de varios procesos metabólicos, pérdida de memoria y pérdida de fuerza muscular, entre otros.

Nuestros requerimientos nutricionales cambian a través de nuestra vida y la necesidad de ciertos nutrientes se incrementa. Por ejemplo, se necesita más calcio para contrarrestar la osteoporosis; Vitamina B12 para la formación de glóbulos rojos en la sangre y ácidos grasos esenciales para corazones sanos. No olvidemos que en la población geriátrica, la malnutrición y la discapacidad funcional son factores que pronostican mortalidad y morbilidad (enfermedad y muerte).

Las metas de salud que la OMS (Organización Mundial de la Salud) propone para el presente siglo se centran en “envejecer de forma saludable”. Para el 2020 las personas mayores de 65 años de edad deberán tener la posibilidad de gozar de todo su potencial de salud y jugar un papel activo en la sociedad.

Conozca los cambios en su cuerpo para que aprenda a vivir mejor.



CAMBIOS EN LA ESTATURA Y PESO:
  • Disminución progresiva de la talla, pierde 1 centímetro o más por cada década
  • El peso corporal que aumentó progresivamente hasta los 40 o 50 años se estabiliza. A partir de los 70 años empieza a descender paulatinamente.

CAMBIOS EN LOS COMPARTIMENTOS CORPORALES:

  • Aumento del compartimento graso: MAS grasa visceral y MENOS grasa subcutánea
  • Reducción de masa muscular por disminución de la proteína del músculo y del ejercicio físico
  • Disminución de masa ósea a causa de la desmineralización de los huesos.

CAMBIOS METABÓLICOS:

  • La energía mínima necesaria para mantener la vida disminuye: necesitan comer menos pero con más calidad
  • La absorción de los hidratos de carbono no se altera hasta edades muy avanzadas
  • La intolerancia a la lactosa se presenta por disminución en la actividad de la lactasa: pueden tomar leches sin lactosa, yogur o queso descremado
  • Con la edad se pierde la capacidad para aumentar la absorción intestinal de calcio cuando la ingesta de este es deficitaria: mejore su consumo de lácteos a 3 porciones al día.
  • Metabolismo de vitaminas. No se ha hallado modificaciones con la edad, excepto la mayor tendencia a la hipo-vitaminosis D en las personas con una menor exposición al sol. Y para evitar las carencias de vitaminas, se recomienda consumir una dosis diaria de multivitamínicos.

CAMBIOS FISIOLOGICOS

  • Disminuye la secreción de la saliva.
  • Disminuye la secreción de la mayoría de enzimas digestivas, ácido clorhídrico y secreciones biliares.
  • Son más lentos los movimientos intestinales se dificultan las funciones del hígado y riñón.
  • Se pierde la capacidad de realizar el trabajo metabólico y la dificultad de excreción de los productos de desecho.

Pero hay otros cambios que no les suceden a todos y, por lo tanto son entendidos como desviaciones del proceso “normal”. Estos pueden ser asociados con enfermedades o con estilos de vida que incluyen dietas pobres y falta de ejercicio físico de forma regular que asegure un mantenimiento saludable de los músculos y huesos. Nos referimos a ciertos males no transmisibles como: la presión alta, diabetes, cataratas, cicatrización más lenta de las heridas, entre otros.