“Ya decía yo que de mis cuatro hijos, por lo menos uno tenia que venir a saludarme” fueron las palabras con que me recibió mi padre al visitarlo en su cumpleaños número 82, celebrado en noviembre. Nadie imaginó que ese seria su último cumpleaños. Esa navidad un paro cardiaco acabaría con su existencia.
A pesar que era una persona poco comunicativa, ese día pasamos varias horas conversando de todo un poco. Vi su entusiasmo al hablar de ciertos temas de actualidad. Siempre se preocupó por estar informado, ya sea por televisión o por los diarios.
Cuando nos despedimos, me sentí bien, por que lo deje con una sonrisa en los labios y en su semblanza distinguí cierta paz. Pensé que si fue difícil vivir solo la mitad de su existencia (mis padres se divorciaron cuando cumplí 6 años) más difícil sería al llegar a la vejez. Con mi esposa comentamos lo bien que lo pasamos y prometimos hacerlo mas seguido.
Ahora comprendo lo que debe de haber significado esa visita para él y lo que significaría para cualquier otro adulto mayor que se encuentra solo, que necesita relacionarse con otras personas, conversar, sentirse útil, no ser dejado de lado. Y digo que se encuentra solo, y no, que viva solo, porque a pesar de estar rodeado de familiares, estos no le prestan la atención debida. Lastimosamente en nuestra cultura los adultos mayores están marginados y lo peor de todo que por sus propios familiares.
Lo paradójico con respecto a los familiares que rodean al adulto mayor, es que estos muestran indiferencia hasta que lo pierden y recién se preocupan por hacerles el mejor velatorio, el mejor entierro, las mejores misas, visitarlos continuamente al cementerio, cosas que el nunca disfrutará.
Si a tu alrededor tienes a un adulto mayor, préstale mayor atención y trátalo como te gustaría que te traten cuando tu llegues a dicha edad, absorbe de su experiencia.
A pesar que era una persona poco comunicativa, ese día pasamos varias horas conversando de todo un poco. Vi su entusiasmo al hablar de ciertos temas de actualidad. Siempre se preocupó por estar informado, ya sea por televisión o por los diarios.
Cuando nos despedimos, me sentí bien, por que lo deje con una sonrisa en los labios y en su semblanza distinguí cierta paz. Pensé que si fue difícil vivir solo la mitad de su existencia (mis padres se divorciaron cuando cumplí 6 años) más difícil sería al llegar a la vejez. Con mi esposa comentamos lo bien que lo pasamos y prometimos hacerlo mas seguido.
Ahora comprendo lo que debe de haber significado esa visita para él y lo que significaría para cualquier otro adulto mayor que se encuentra solo, que necesita relacionarse con otras personas, conversar, sentirse útil, no ser dejado de lado. Y digo que se encuentra solo, y no, que viva solo, porque a pesar de estar rodeado de familiares, estos no le prestan la atención debida. Lastimosamente en nuestra cultura los adultos mayores están marginados y lo peor de todo que por sus propios familiares.
Lo paradójico con respecto a los familiares que rodean al adulto mayor, es que estos muestran indiferencia hasta que lo pierden y recién se preocupan por hacerles el mejor velatorio, el mejor entierro, las mejores misas, visitarlos continuamente al cementerio, cosas que el nunca disfrutará.
Si a tu alrededor tienes a un adulto mayor, préstale mayor atención y trátalo como te gustaría que te traten cuando tu llegues a dicha edad, absorbe de su experiencia.