Quizás uno de los principales temores del adulto mayor es enfrentar la progresiva pérdida de la memoria, pues la edad produce en ella una serie de alteraciones que dificultan la vida cotidiana de quienes superan los 65 años de edad. Estas alteraciones pueden deberse al proceso natural de envejecimiento y, también, a diferentes formas de demencia senil, como el Alzheimer.
Nuestro cerebro al igual que todo nuestro cuerpo necesita ejercitarse para que conservemos la lucidez, potenciemos nuestra memoria y mejoremos nuestra capacidad de atención.
Para ello existe la gimnasia cerebral, una práctica poco conocida, que consiste en realizar una serie de ejercicios de estimulación social y cognitiva que ayudan a mejorar la circulación de la sangre en el cerebro y optimizan el funcionamiento de las redes neuronales. El cerebro es un órgano en permanente formación: con la información que recibe y gracias al fenómeno de neuroplasticidad, el cerebro genera nuevas conexiones bioquímicas.
La experiencia científica ha demostrado que cuando nuestra mente no se entrena, las consecuencias se ven reflejadas en la memoria, que se torna débil y en la atención que se vuelve deficiente.
Sin embargo, estos problemas pueden ser revertidos por la gimnasia cerebral, que entrena las funciones intelectuales y cognitivas, el proceso del pensamiento, el lenguaje y el conocimiento.
Para mantener la memoria en buena forma, los especialistas recomiendan a los adultos mayores dejar de lado la monotonía diaria y dedicarle tiempo a la solución de crucigramas, rompecabezas, adivinanzas y realizar actividades manuales.
Otra alternativa, es aprender a prestar atención con todos los sentidos. Ello se logra agudizando la observación, ejercitando la escritura, fomentando la lectura y expresando lo comprendido. Por ejemplo, por la mañana se puede leer un pequeño texto, ya sea de un libro o de un diario, y por la noche, antes de dormir, se debe escribir en un papel la idea central del texto.
Otra forma de entrenamiento de la memoria es inscribirse en un club o un centro del adulto mayor para interactuar con otras personas. Algunos de estos programas ponen énfasis en estas técnicas no solo con talleres específicos sino también a través de las actividades recreativas, físicas y artísticas. La memoria se ejercita al aprender una canción, un verso, una rutina de ejercicios o una danza.
En la casa también se pueden aplicar algunas medidas para mantener activa la memoria, como cambiar de ubicación los muebles del dormitorio, de la sala o en la cocina o como jugando en un minuto recuerde 20 herramientas, vegetales, enfermedades, objetos de oficina, etc. que empiecen con una letra determinada. Otro ejercicio, es el escribir las actividades desarrolladas durante el día de manera ordenada.
Se recomienda, asimismo, una dieta rica en pescado y vegetales y baja en carbohidratos y carnes rojas. Las personas mayores que manejan deben cambiar frecuentemente de ruta para estimular la memoria.
Nuestro cerebro al igual que todo nuestro cuerpo necesita ejercitarse para que conservemos la lucidez, potenciemos nuestra memoria y mejoremos nuestra capacidad de atención.
Para ello existe la gimnasia cerebral, una práctica poco conocida, que consiste en realizar una serie de ejercicios de estimulación social y cognitiva que ayudan a mejorar la circulación de la sangre en el cerebro y optimizan el funcionamiento de las redes neuronales. El cerebro es un órgano en permanente formación: con la información que recibe y gracias al fenómeno de neuroplasticidad, el cerebro genera nuevas conexiones bioquímicas.
La experiencia científica ha demostrado que cuando nuestra mente no se entrena, las consecuencias se ven reflejadas en la memoria, que se torna débil y en la atención que se vuelve deficiente.
Sin embargo, estos problemas pueden ser revertidos por la gimnasia cerebral, que entrena las funciones intelectuales y cognitivas, el proceso del pensamiento, el lenguaje y el conocimiento.
Para mantener la memoria en buena forma, los especialistas recomiendan a los adultos mayores dejar de lado la monotonía diaria y dedicarle tiempo a la solución de crucigramas, rompecabezas, adivinanzas y realizar actividades manuales.
Otra alternativa, es aprender a prestar atención con todos los sentidos. Ello se logra agudizando la observación, ejercitando la escritura, fomentando la lectura y expresando lo comprendido. Por ejemplo, por la mañana se puede leer un pequeño texto, ya sea de un libro o de un diario, y por la noche, antes de dormir, se debe escribir en un papel la idea central del texto.
Otra forma de entrenamiento de la memoria es inscribirse en un club o un centro del adulto mayor para interactuar con otras personas. Algunos de estos programas ponen énfasis en estas técnicas no solo con talleres específicos sino también a través de las actividades recreativas, físicas y artísticas. La memoria se ejercita al aprender una canción, un verso, una rutina de ejercicios o una danza.
En la casa también se pueden aplicar algunas medidas para mantener activa la memoria, como cambiar de ubicación los muebles del dormitorio, de la sala o en la cocina o como jugando en un minuto recuerde 20 herramientas, vegetales, enfermedades, objetos de oficina, etc. que empiecen con una letra determinada. Otro ejercicio, es el escribir las actividades desarrolladas durante el día de manera ordenada.
Se recomienda, asimismo, una dieta rica en pescado y vegetales y baja en carbohidratos y carnes rojas. Las personas mayores que manejan deben cambiar frecuentemente de ruta para estimular la memoria.
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