por: Josefina Barrueto
Ha transcurrido un mes desde el fatídico terremoto que azotó Ica, Huancavelica, Ayacucho y Lima, y sin embargo ¿dónde te agarro el terremoto? sigue siendo la pregunta obligada en la calle, el ómnibus, las combis o los taxis.
Esta desgracia que ha dejado 520 víctimas y más de 80 mil damnificados, nos ha dejado impactados. Esa energía devastadora que surgió desde las profundidades de la tierra y el mar nos está confrontando con una de esas situaciones extremas generadoras de sufrimiento.
La tragedia también trajo graves consecuencias para los adultos mayores, quienes por su avanzada edad, se vieron impedidos de salir de prisa la noche del terremoto. Los momentos más crueles de su vida los vivieron los ancianos inválidos que en esos momentos se encontraban solos o al cuidado de sus nietos pequeños, pues la mayoría de los padres trabajan fuera del hogar.
Es cierto que el terremoto no ha causado graves daños materiales en la población de Lima, felizmente ese fatídico día la mayoría de limeños estaba en sus casas o retornando de sus centros de labores.
Recuerdo, que ese 15 de agosto , mi esposo, mi hija, mi nieto, y yo lo único que hicimos fue abrazarnos y elevar nuestras oraciones pidiéndole a Dios que cesara el movimiento. Realmente fueron dos minutos aterradores. Bajamos las escaleras del segundo piso, rápidamente abrí las puertas pero no salimos a la calle por temor a que cayera el poste de luz que esta cerca de nuestra puerta ( el poste se movía peligrosamente).
Cuando salimos, todos los vecinos de la urbanización estaban en la calle, muchos llorábamos. Yo particularmente me preocupe pues la casa de mi madre es una construcción muy antigua de quincha y adobe. Está ubicada en una quinta de Lince y a pesar que está en buenas condiciones con los movimientos telúricos nunca se sabe, felizmente la casa y la familia están bien.
Aunque la población continua viviendo la zozobra del terremoto que sacudió gran parte del territorio nacional y afectó algunos distritos de Lima y Callao, el panorama no tiene comparación, con lo ocurrido en las ciudades de Ica, Pisco y Chincha en los cuales se puede ver la destrucción de sus calles y el desconsuelo de cientos de familias que enfrentan la perdida de sus pertenencias, de sus casas, y de sus seres queridos.
Debemos estar atentos ya que lamentablemente nuestro país seguirá soportando terremotos porque se encuentra en una zona donde las placas oceánicas de Nazca y Sudamericana están en constante colisión.
Pese a que las actividades se han restablecido con normalidad en la capital, las replicas del terremoto del miércoles 15 continúan atemorizando a la población limeña.
Este es un momento de unidad nacional, junto a la maravillosa solidaridad que hoy se despliega , aportemos ese sentido de previsión, al encarar la reconstrucción, que evite que en unos años volvamos a hablar de catástrofes que pudieron haberse evitado.
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