Cada vez son más los adultos mayores que pasan sus días en compañía de una mascota. Los beneficios de tener animales son múltiples. El solo hecho de tener que cumplir con ciertas rutinas, como preocuparse de las vacunas o alimentarlos, es algo que los mantiene más activos y les ayuda a mejorar la calidad de vida. El sacarlos a pasear reduce el sedentarismo, que se estima afecta al 98 por ciento de los adultos mayores.
Pero la selección de la mascota no debe ser dejada al azar. Lo primero es evaluar si la persona necesita o no este acompañamiento. Hay personas mayores que tienen mucha vida social y un animal puede perjudicar su estilo de vivir.
Lo siguiente es evaluar las competencias físicas y mentales del adulto mayor. Animales grandes o que necesitan demasiada atención pueden ser una carga en vez de un alivio. De otro lado, los familiares que tienen en mente regalar una mascota deben preocuparse de que el anciano no sea alérgico y que por el contrario le sirva de compañía y consuelo durante su etapa de adultez mayor.
Las mascotas, también son de ayuda en caso de que la persona sufra de hipoacusia o deterioro auditivo. En estos casos el animal puede ser una especie de timbre que avisa a su amo cuando suena el teléfono, o si alguien llama a la puerta.
Pero los principales beneficios pasan por lo anímico. Hay muchos adultos mayores que se sienten solos o que piensan que no le importan a nadie; para ellos es recomendable tener una mascota, pues la responsabilidad de cuidarla puede ser un recurso terapéutico ante la depresión y la soledad. También les ayudará a mantenerse activos mental y físicamente.
De allí que no sorprende que los ancianos de mucha sensibilidad consideran a sus mascotas como otro “integrante de la casa” e incluso los califican como pequeñas “personitas” pues son su gran compañía y consuelo y los ayudan a mantener la actividad mental y física durante los años dorados.
El duelo por la pérdida
Pero la selección de la mascota no debe ser dejada al azar. Lo primero es evaluar si la persona necesita o no este acompañamiento. Hay personas mayores que tienen mucha vida social y un animal puede perjudicar su estilo de vivir.
Lo siguiente es evaluar las competencias físicas y mentales del adulto mayor. Animales grandes o que necesitan demasiada atención pueden ser una carga en vez de un alivio. De otro lado, los familiares que tienen en mente regalar una mascota deben preocuparse de que el anciano no sea alérgico y que por el contrario le sirva de compañía y consuelo durante su etapa de adultez mayor.
Las mascotas, también son de ayuda en caso de que la persona sufra de hipoacusia o deterioro auditivo. En estos casos el animal puede ser una especie de timbre que avisa a su amo cuando suena el teléfono, o si alguien llama a la puerta.
Pero los principales beneficios pasan por lo anímico. Hay muchos adultos mayores que se sienten solos o que piensan que no le importan a nadie; para ellos es recomendable tener una mascota, pues la responsabilidad de cuidarla puede ser un recurso terapéutico ante la depresión y la soledad. También les ayudará a mantenerse activos mental y físicamente.
De allí que no sorprende que los ancianos de mucha sensibilidad consideran a sus mascotas como otro “integrante de la casa” e incluso los califican como pequeñas “personitas” pues son su gran compañía y consuelo y los ayudan a mantener la actividad mental y física durante los años dorados.
El duelo por la pérdida
Pero cuidado, en caso de muerte o pérdida el impacto emocional de la separación puede ser muy fuerte y devastador para el adulto mayor y es fácil que caiga en la absoluta tristeza, porque siente cariño y amor por su mascota.
Muchos, particularmente aquellos que viven solos, establecen profundos lazos emocionales con sus mascotas y pueden experimentar sentimientos de pérdida significativa cuando estas mueren. El proceso de duelo puede ser tan grande como el que se siente por el fallecimiento de un amigo humano o de un familiar.
Hay que estar muy cerca de ellos y supervisar que no desarrollen un cuadro depresivo.
Después de la muerte de una mascota, es probable que el adulto mayor experimente un amplio espectro de emociones, desde incredulidad, dolor, rabia, culpa, ansiedad hasta que finalmente acepta el hecho.
En esta etapa, el apoyo y la comprensión por parte de las personas que rodean al anciano son muy importantes y algunos pueden necesitar, incluso, la reafirmación de ser todavía personas valiosas para su comunidad.
Debemos permitirles expresar sus sentimientos libremente y discutirlos con algún familiar. De ser necesario ponerlos en contacto con grupos de autoayuda donde hay profesionales y gente que está procesando su duelo por su mascota.
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