miércoles, 24 de octubre de 2007

Salud buco-dental del adulto mayor



La placa bacteriana es el principal responsable de atentar contra el bienestar bucal de las personas originando caries, sarro, gingivitis y periodontitis. Más del 50 por ciento de las personas comprendidas en la tercera edad tiene desgastado su aparato masticatorio como consecuencia de la soltura o pérdida de toda su dentadura, producto del daño del hueso mandibular y maxilar que sujeta las piezas dentales. La pérdida de la piezas dentarias influye en la calidad de vida de los adultos mayores tanto en la parte estética, sicológica, fonética y en la capacidad de funcionamiento masticatorio.

Otro problema común son las caries y las encías dañadas. El asunto se agrava porque es difícil encontrar pacientes mayores de 65 años que no tengan alguna enfermedad por la cual están tomando medicamentos, los que disminuyen el flujo salival y favorecen la formación de caries.

El deterioro de la salud bucal en el adulto mayor genera cambios importantes en la composición de su dieta. Por un lado disminuye el consumo de alimentos duros como carnes y aumenta el de carbohidratos (fideos, arroz, pan). Esto eleva las posibilidades de malnutrición y obesidad con los efectos negativos que conllevan para esta población.

Asimismo, la diabetes, importantes enfermedades cardíacas, males respiratorios e incluso la temida osteoporosis, son algunos de los problemas sistémicos asociados a las enfermedades buco-dentales. La salud dental se basa en una estructura dental innata, en los hábitos alimenticios, la higiene y las visitas periódicas al odontólogo.

Estudios realizados en Estados Unidos han demostrado que una enfermedad periodental puede afectar fuertemente la respuesta física de una persona, alterando su rendimiento general y disminuyendo su capacidad muscular. Los diabéticos con periodontitis tienen mayor dificultad para controlar la glicemia (azúcar en la sangre).

Odontogeriatras del Instituto de Geriatría de la FAP, recuerdan que hay enfermedades del organismo que se reflejan en la boca; por ello observar las encías de un paciente, lejos de un procedimiento rutinario puede dar cuenta de importantes hallazgos.

Es así como pálidas encías pueden evidenciar una disminución de glóbulos rojos (anemia) o por el contrario encías de color rojo vinoso pueden dar cuenta de una infección bacteriana local, o sugerir pacientes cardíacos.

El aumento de la bilirrubina y trastornos hepáticos podemos notarlos cuando las encías se vuelven notoriamente amarillas y una intoxicación con plomo nos mostraría unas encías plateadas.

El tema higiene es y seguirá siendo la mejor forma de prevenir males futuros. La odontología preventiva se ha convertido en una fuente aliada a la salud de nuestros adultos mayores. Para tener una boca sana se requiere control médico desde pequeños.

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