Nuestro Blog, a fines de mayo pasado, cumplió un año de vigencia y por coincidencia mi estado anímico, en ese mes, decayó ostensiblemente y considero que es justo el momento para dar mi testimonio sobre los múltiples problemas que la mujer tiene que enfrentar cuando se acerca a la etapa de la menopausia y su posterior ingreso a la vejez.
La tercera edad, si bien es cierto es la mejor edad por la experiencia de vida ganada, también es real que es el inicio de muchos cambios fisiológicos y de la aparición de algunas enfermedades y achaques. Inaugurando esta nueva etapa, fui diagnosticada de miomatosis uterina, miomas que deben ser operados a la brevedad posible para controlar la anemia, producto de largos períodos menstruales. Todo esto aunado a los “demonios de Adriana” como llamo a mis temores, dudas y angustias, me sumió en una fuerte depresión, donde el común denominador era la tristeza, el malhumor, la irritabilidad, la intolerancia y el llanto.
Mi estado físico decayó y como es lógico la falta de apetito provocó, sin querer queriendo, alcanzar mi peso corporal de hace 20 años atrás, se alteró mi sueño y la ansiedad me hizo presa. Muchas noches pase en vela pensando en lo que será mi primera operación y en cómo afrontar el paso de los años y la secuela que trae consigo como son: la falta de memoria, los famosos bochornos, entre otros. No tenía ánimos para salir, ni quería tener contacto con nadie. Me encapsulé en mis problemas, no fue fácil superar esta etapa, incluso tuve que buscar ayuda terapéutica y Nuestro Señor también jugó un papel muy importante, me concedió la fuerza y el ánimo necesarios para reaccionar. Reflexioné sobre lo que me estaba pasando y comprendí que estaba mermando aún más mi quebrada salud y que la única perjudicada con todo esto era yo.
La depresión, es un tema muy importante que la gente muchas veces lo toma a la ligera. Hoy en día constituye un problema de salud pública porque su incidencia está aumentando, sobre todo entre la población femenina mayor de 40 años. Es un trastorno del afecto que tiene dos síntomas cruciales que pueden o no presentarse simultáneamente. La tristeza y la incapacidad de sentir placer por las cosas que antes gustaba hacerse.
Según los especialistas en psiquiatría, hay depresiones que empiezan por causas no aparentes, se presentan cambios súbitos, sin que haya una causa o un agente estresor. Haciendo un análisis concienzudo de mi mundo interno, fueron muchos los motivos que desencadenaron mi depresión: falta de seguridad y de confianza en mí, una situación de riesgo que creí amenazaba mi matrimonio (que al final solo se trató de un mal entendido) y el hecho de que no es fácil asumir que estoy llegando a la mitad del siglo de vida.
Comprobé que en esta etapa, juegan un papel muy importante nuestros seres queridos, principalmente nuestro esposo, quien debe ser capaz de acompañarnos en este proceso con paciencia y tolerancia y ayudarnos a recobrar nuestras actitudes positivas frente a la vida; porque valgan verdades cada día nos sentimos envueltas en un mundo de soledad, dudas, angustias y temores que nos agobia y no nos deja crecer.
Nadie se preocupa. La menopausia parece inofensiva, pero considero que es la fuerza más desestabilizadora de la vida humana y que la depresión es el síntoma visible de que estamos pasando por serios problemas. Por eso, señores, si quieren ayudar a sus esposas a tener una mejor vida cotidiana y tomar una nueva conciencia para vivir en forma diferente esta etapa, les sugiero que hable con ella, pregúntele que necesita, tenga más tacto, “porque nos ponemos muy sensibles y necesitamos recobrar la magia de la vida a través de los detalles. No se avergüence abrácela y dígale que la ama, que es un ser humano maravilloso, que además de bonita y sensual, sigue siendo la mujer de su vida. ¡Sea detallista¡ ¡No se arrepentirá¡ por el contrario vivirán momentos mágicos que no podrán olvidar”.
Hasta hace pocos años, se creía que la menopausia no traía consigo ningún cambio fisiológico, pero hoy en día se sabe que el tema hormonal juega en las mujeres un papel crucial y que durante esta etapa nos mostramos sumamente irritables, impulsivas e intolerantes, de allí, mi querida amiga, que la invito a hacer una reflexión para lograr cambios importantes en la vida y le propongo algunos consejos que la ayudarán a recobrar la alegría de vivir:
- Practique ejercicios físicos, de reflexión y meditación que le permitan conocerse mejor, sepa cuales son sus fortalezas, debilidades, cualidades, valores, entre otros.
- Escriba sus problemas, sueños o metas en un cuaderno, así tendrá más claro lo que realmente le sucede y lo que desea hacer y alcanzar.
- Relaciónese con personas que puedan apoyarlo, que le den ánimos y orientación cuando las cosas se compliquen. Aperture nuevas líneas de comunicación.
- Retome los detalles especiales con su pareja, vaya al cine, a pasear, deguste una rica cena o viva un momento romántico al calor del hogar.
- Lea un poco más e infórmese acerca de los cambios que se producen en la menopausia.
- Inscríbase en actividades de aprendizaje. Hay programas para adultos mayores que ofrecen una variedad de cursos y talleres.
Confío que este testimonio ayude a nuestras internautas que frisan los 50 años de edad y les sirva para no dejarse abatir por la llegada de esta etapa natural de la vida; por el contrario, de ser necesario hay que pedir ayuda profesional para salir de este sufrimiento; porque no es bueno vivir en depresión, ni sentirse culpable. Hay que manifestar una actitud positiva frente a la vida, salir adelante y llevar una vida saludable y armoniosa. “Usted es un ser humano maravilloso, una creación de Dios, un milagro especial, única, por eso no se entristezca, recuerde que se vive solo una vez”.
La tercera edad, si bien es cierto es la mejor edad por la experiencia de vida ganada, también es real que es el inicio de muchos cambios fisiológicos y de la aparición de algunas enfermedades y achaques. Inaugurando esta nueva etapa, fui diagnosticada de miomatosis uterina, miomas que deben ser operados a la brevedad posible para controlar la anemia, producto de largos períodos menstruales. Todo esto aunado a los “demonios de Adriana” como llamo a mis temores, dudas y angustias, me sumió en una fuerte depresión, donde el común denominador era la tristeza, el malhumor, la irritabilidad, la intolerancia y el llanto.
Mi estado físico decayó y como es lógico la falta de apetito provocó, sin querer queriendo, alcanzar mi peso corporal de hace 20 años atrás, se alteró mi sueño y la ansiedad me hizo presa. Muchas noches pase en vela pensando en lo que será mi primera operación y en cómo afrontar el paso de los años y la secuela que trae consigo como son: la falta de memoria, los famosos bochornos, entre otros. No tenía ánimos para salir, ni quería tener contacto con nadie. Me encapsulé en mis problemas, no fue fácil superar esta etapa, incluso tuve que buscar ayuda terapéutica y Nuestro Señor también jugó un papel muy importante, me concedió la fuerza y el ánimo necesarios para reaccionar. Reflexioné sobre lo que me estaba pasando y comprendí que estaba mermando aún más mi quebrada salud y que la única perjudicada con todo esto era yo.
La depresión, es un tema muy importante que la gente muchas veces lo toma a la ligera. Hoy en día constituye un problema de salud pública porque su incidencia está aumentando, sobre todo entre la población femenina mayor de 40 años. Es un trastorno del afecto que tiene dos síntomas cruciales que pueden o no presentarse simultáneamente. La tristeza y la incapacidad de sentir placer por las cosas que antes gustaba hacerse.
Según los especialistas en psiquiatría, hay depresiones que empiezan por causas no aparentes, se presentan cambios súbitos, sin que haya una causa o un agente estresor. Haciendo un análisis concienzudo de mi mundo interno, fueron muchos los motivos que desencadenaron mi depresión: falta de seguridad y de confianza en mí, una situación de riesgo que creí amenazaba mi matrimonio (que al final solo se trató de un mal entendido) y el hecho de que no es fácil asumir que estoy llegando a la mitad del siglo de vida.
Comprobé que en esta etapa, juegan un papel muy importante nuestros seres queridos, principalmente nuestro esposo, quien debe ser capaz de acompañarnos en este proceso con paciencia y tolerancia y ayudarnos a recobrar nuestras actitudes positivas frente a la vida; porque valgan verdades cada día nos sentimos envueltas en un mundo de soledad, dudas, angustias y temores que nos agobia y no nos deja crecer.
Nadie se preocupa. La menopausia parece inofensiva, pero considero que es la fuerza más desestabilizadora de la vida humana y que la depresión es el síntoma visible de que estamos pasando por serios problemas. Por eso, señores, si quieren ayudar a sus esposas a tener una mejor vida cotidiana y tomar una nueva conciencia para vivir en forma diferente esta etapa, les sugiero que hable con ella, pregúntele que necesita, tenga más tacto, “porque nos ponemos muy sensibles y necesitamos recobrar la magia de la vida a través de los detalles. No se avergüence abrácela y dígale que la ama, que es un ser humano maravilloso, que además de bonita y sensual, sigue siendo la mujer de su vida. ¡Sea detallista¡ ¡No se arrepentirá¡ por el contrario vivirán momentos mágicos que no podrán olvidar”.
Hasta hace pocos años, se creía que la menopausia no traía consigo ningún cambio fisiológico, pero hoy en día se sabe que el tema hormonal juega en las mujeres un papel crucial y que durante esta etapa nos mostramos sumamente irritables, impulsivas e intolerantes, de allí, mi querida amiga, que la invito a hacer una reflexión para lograr cambios importantes en la vida y le propongo algunos consejos que la ayudarán a recobrar la alegría de vivir:
- Practique ejercicios físicos, de reflexión y meditación que le permitan conocerse mejor, sepa cuales son sus fortalezas, debilidades, cualidades, valores, entre otros.
- Escriba sus problemas, sueños o metas en un cuaderno, así tendrá más claro lo que realmente le sucede y lo que desea hacer y alcanzar.
- Relaciónese con personas que puedan apoyarlo, que le den ánimos y orientación cuando las cosas se compliquen. Aperture nuevas líneas de comunicación.
- Retome los detalles especiales con su pareja, vaya al cine, a pasear, deguste una rica cena o viva un momento romántico al calor del hogar.
- Lea un poco más e infórmese acerca de los cambios que se producen en la menopausia.
- Inscríbase en actividades de aprendizaje. Hay programas para adultos mayores que ofrecen una variedad de cursos y talleres.
Confío que este testimonio ayude a nuestras internautas que frisan los 50 años de edad y les sirva para no dejarse abatir por la llegada de esta etapa natural de la vida; por el contrario, de ser necesario hay que pedir ayuda profesional para salir de este sufrimiento; porque no es bueno vivir en depresión, ni sentirse culpable. Hay que manifestar una actitud positiva frente a la vida, salir adelante y llevar una vida saludable y armoniosa. “Usted es un ser humano maravilloso, una creación de Dios, un milagro especial, única, por eso no se entristezca, recuerde que se vive solo una vez”.