miércoles, 12 de septiembre de 2007

Inteligencia Emocional


¿Qué es la inteligencia emocional?
Es la capacidad de las personas para percibir, comprender y regular sus emociones (tristeza, alegría, miedo, ira) y las de los demás. Pero ojo inteligencia emocional no es ahogar las emociones, sino dirigirlas y equilibrarlas.

Lo ideal es tener habilidad emocional personal y social pero no siempre es así. Puede haber personas con una vida interior muy grande que; sin embargo son poco sociables y al revés.

En el caso del adulto mayor, una de las primeras crisis que atraviesa es la de desgaste, desánimo y desilusión, pues de un momento a otro no se siente aceptado en su totalidad. Y ello sin razón objetiva alguna, pues es una persona con muchas habilidades y planes futuros. Esta crisis se ve agudizada por los cambios que va sufriendo, como el término de su vida laboral, la desvinculación de sus compañeros de trabajo, la pérdida de independencia y, en algunos casos, el fallecimiento de sus seres queridos.

Si estas pérdidas no se compensan por medio de convenientes ejercicios de inteligencia emocional (es decir, si no hay un buen manejo del campo afectivo-emotivo), no será nada raro que se sienta invadido de sentimientos negativos que afectará, su autoestima y con eso su bienestar emocional, físico y espiritual.

El funcionamiento de la inteligencia emocional va de la mano con la autoestima; así las personas que expresan sus sentimientos y emociones de una forma adecuada son personas más seguras de sí mismas, con un mayor sentimiento de libertad y autonomía, con mejores relaciones interpersonales y, por eso mismo, con una autoestima más alta.

¿Cómo puede hacer la gente para ayudar a un adulto mayor?
Este tema empieza en el hogar. Si tenemos un adulto mayor en la familia y queremos transmitirle cariño, muchas veces, basta con acercarse y preguntarle ¿qué hace? y ayudarle un poco. El ejercicio físico y mental también ayuda. Hay que motivar a las personas para que estén activas mentalmente y no pierdan la memoria.

También debemos impedir que se depriman. La característica fundamental es esa tristeza profunda asociada a no sentir placer por las cosas cotidianas de la vida. Los abuelitos se tornan tristes, apáticos, solitarios, con problemas de alimentación, de sueño y de memoria; entonces tienen sentimientos de culpa, toda su personalidad se altera y por eso muchos de ellos terminan con ideas de muerte.

A veces no entendemos los mensajes de las personas depresivas y simplemente lo atribuimos a la típica frase “él es así y debe entender que ya tiene sus años”. Craso error, hay que darles una oportunidad, pues la mayoría de estos síntomas tienen tratamiento en la actualidad.

Es cierto que muchos abuelitos son tercos y no permiten ayudarlos pero para eso están los especialistas, quienes tienen formas para convencerlos y hacerlos entender que ninguna persona se niega a estar alegre, porque el humano está diseñado para el placer y si hay displacer entenderán que es por alguna limitación; en este caso su estado anímico y cuando se les trata desde el punto de vista farmacológico y sicoterapeuta agradecen la ayuda porque vuelven a vivir.

Para poder llevar una vida plena no sólo es necesaria la inteligencia cognitiva sino también, y sobre todo, la inteligencia emocional, aspecto de nuestra personalidad que bien vale la pena reforzar en la edad madura.

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