martes, 17 de marzo de 2009

Evitemos el sobrepeso y la obesidad en el adulto mayor


El sobrepeso, es el primer paso de la obesidad, y entre mayor sea el exceso de peso más será el riesgo de padecer diabetes mellitus, hipertensión arterial, enfermedades cardiacas (ataques al corazón, angina de pecho, accidentes cerebro-vasculares) y canceres. La situación es preocupante, entre las personas que pasan los 60 años. El sobrepeso, aunado al desgaste natural de los huesos y articulaciones que ocurre a esta edad, afecta la movilidad de los adultos mayores, condiciona problemas de depresión y ello genera más enfermedades.

Expertos en nutrición coinciden en señalar, que la única manera de revertir los peligrosos índices de sobrepeso y obesidad en el adulto mayor es lograr combinar una dieta adecuada al estilo de vida y la realización de ejercicio físico permanente.

A partir de la llamada tercer edad, hay una tendencia natural a subir de peso, debido a los cambios normales del envejecimiento, sucede así porque se modifica la distribución de los tejidos, de modo que aumenta el volumen de grasa, en tanto que se reduce el de hueso, de músculo y diminuye la estatura; además se presenta mayor tendencia al sedentarismo.

Una de las principales causas por las que la mujer madura sube de peso es la disminución en la generación de hormonas sexuales a partir de la menopausia, ello altera el mecanismo encargado de regular la distribución del tejido adiposo y la proporción entre músculos y grasa. Por ello, la grasa no solo se acumula en el cuello (papada), abdomen o cintura, sino que existe el riesgo de que se formen placas de colesterol al interior de las arterias, sobretodo en las que llevan sangre al corazón, lo que aumenta la posibilidad de sufrir un evento cardiovascular.

Si bien es imposible que un adulto mayor logre recuperar su masa ósea, si puede lograr restablecer los músculos. Para ello, es recomendable la realización de ejercicios de resistencia. Además, se debe estimular una alimentación adecuada que incluya el consumo de leche descremada (2 ó 3 tazas), yogurt, carnes magras como el pollo, pavo o pescado, una importante cantidad de verduras y frutas, también de legumbres y cereales como el arroz. Es indispensable que se modifiquen de manera gradual los hábitos alimenticios y se evite el consumo excesivo de comida rica en azucares y grasas tales como, harinas, frituras, hamburguesas, pasteles, bebidas alcohólicas, etc.

Recuerde que envejecer no es una enfermedad, sino un proceso natural marcado por cambios biológicos, síquicos y sociales en el cual el estado de nutrición óptimo y la actividad física son fundamentales para asegurar la salud y calidad de vida.

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